ficción dramática
RECEPTOR, ESPECTADOR IMPLICITO, DESTINATARIO
SUBJETIVO
ficción dramática
RECEPTOR, ESPECTADOR IMPLICITO, DESTINATARIO
SUBJETIVO
La dama del lago
En La dama del lago (1946) de Robert Montgomery, la cámara, tomando el punto de vista del detective, identifica al espectador subjetivamente con él y lo que éste está viendo y así se mueve durante toda la cinta. Sólo se le ve al pasar delante de un espejo. Si recibe un puñetazo, la pantalla se nubla. Si saca un cigarrillo para fumar sólo se le ven las manos y la cerilla. La cámara se convierte en actor. Este enfoque subjetivo de la cámara es interesante porque pone de manifiesto sus propias limitaciones.
La senda tenebrosa
En La senda tenebrosa / Dark passage (1947) de Delmer Daves, durante el comienzo del film y hasta que el evadido de prisión y protagonista (Humphrey Bogart) haya sufrido la cirugía plástica, el enfoque de la cámara en lo referente a su cara es justificadamente subjetivo.
Los pájaros
En Los pájaros (1963) de Alfred Hitchcock, cuando se ve desde una vista aérea el incendio de la gasolinera, ésta es filmada desde la perspectiva subjetiva de los pájaros. Podemos preguntarnos el porqué de un plano desde tan alto en picado. ¿Son los pájaros los que desatan y presiden el caos y el horror cuando las relaciones humanas son inconsistentes?
Recuerda
En Recuerda / Spellbound (1943) de Alfred Hitchcock, con el humor que caracteriza a este director, se muestra un suicidio subjetivo; desenmascarado el asesino, éste se apunta con su revólver y dispara; la pantalla se vuelve blanca o roja según se haya coloreado la copia original o no.
Sangre y arena
En Sangre y Arena (1922) de Fred Niblo, cuando Juan Gallardo (Rudolfo Valentino) se acerca por detrás a doña Sol tocando el arpa, se inserta un primer plano desde su punto de vista de la espalda de ella, en la que sobresalen el tocado, el collar y el hechizante escote, que aviva en el galán la atracción amorosa hacia la seductora dama y consecuentemente el dilema interior entre esta pasión despertada y la fidelidad a su mujer.
Sombra de una duda
En La sombra de una duda (1942) de Alfred Hitchcock, aparece un enfoque subjetivo cuando el actor al mirar al objetivo hace partícipe al espectador hasta sentirse interrogado como cuando el protagonista declara a la sobrina que todas las viudas son seres inútiles y molestos de los cuales la sociedad debería verse liberada, a lo que ésta responde: «¡Pero son seres humanos!». Y el tío Charlie volviéndose hacia la cámara, en primerísimo plano, responde: «¿Lo son?».