MONTAJE - INSERTO

METONÍMICO

 

Un perro andaluz

En Un perro andaluz (1963) de Luis Buñuel, el inserto que se aborda en este extracto está flanqueado por dos planos; en el primero vemos una mujer sentada, inimaginablemente tranquila en el momento que una navaja de afeitar recién afilada le es acercada a su ojo izquierdo; el siguiente plano es un inserto sin relación aparente con el plano anterior o el subsiguiente. Vemos en él una nube que atraviesa la luna en un movimiento visual analógico al de la navaja que va a seccionar el globo ocular de la supuesta mujer en el plano subsiguiente.

Este inserto es irónico dado que no tiene una significación clara. Está yuxtapuesto entre otras dos imágenes sin aparente sentido. Es metonímico como son las de los sueños. Son imágenes que, imaginativamente, contrarias a las románticas, las trágicas o las cómicas. Además no forman patrones narrativos o temáticos como éstas sino irónicos. Su conjunto configura una visión satírico/irónica. Como las imágenes y los sonidos que emergen yuxtapuestos unos a otros del sistema inconsciente o subconsciente de la mente, no siguen un patrón narrativo o temático continuo o coherente. Su coherencia es ser siempre incoherente; su significado, en denegar a todo cualquier significación.


El Acorazado Potemkin

En uno de los momentos de la legendaria secuencia de la escalera de Odesa de El Acorazado Potemkin (1925) de Sergei M. Eisenstein en la que los cosacos reprimen violentamente una rebelión, vemos la cara de esta madre (01) que acaba de recibir un disparo y a continuación se nos muestra el inserto (02) de la hebilla del ceñidor a la que se lleva las manos. En ella se destaca la figura de un cisne sobre el fondo negro de su vestido.

     La violenta acción de los cosacos continúa simultanea con la de la mujer. De nuevo se discontinúa brevemente para mostrar el inserto dramático. Ahora, la sangre surge de la herida y cubre la hebilla. La masacre de su vientre materno evoca su canto de cisne y nuestra compasión. Al caer muerta, su cuerpo empuja el carricoche de su bebé escaleras abajo.

     Los insertos de esta escena son metonímicos; se centran en la parte de una imagen para referirse al todo. Como tales, apenas discontinúan el flujo de la acción narrativa principal de la escena y deducimos sin dificultad que la cara que vemos en el inserto (01) pertenece a la mujer que se lleva las manos al ceñidor.