ENCUADRE

CERRADO

 

Charlot se evade

En Charlot se evade (1917) de Charles Chaplin, Charlot anda perseguido por huir de la cárcel; durante un respiro salva a una chica que se ahogaba y, a su vez, él es salvado ya inconsciente por el chófer de ésta y le llevan a la casa de ella. Acostado en la cama, la cámara le encuadra en un plano medio cerrado en el momento de despertarse y lo primero que ve es el pijama a rayas que lleva; asustado por creerse de nuevo en la cárcel, palpa en derredor y se topa con los apenas visibles barrotes del cabezal de la cama. Si el encuadre no fuese tan cerrado y se viese en ese momento un plano más general de una habitación de dormir como lo es el plano subsiguiente, el gag o efecto cómico quizás no hubiese funcionado.

La gran ilusión

En La gran ilusión (1937) de Jean Renoir, este encuadre cerrado es uno de los muchos que refuerzan el sentido de aprisionamiento al que un grupo de soldados y oficiales franceses están literalmente confinados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El literal contrafuerte que componen fusiles y soldados alemanes de la izquierda refuerza ese confinamiento.

Ladrón de bicicletas

Cuando el plano encuadra su asunto de personas y cosas estrechamente juntas o agrupadas entre sí sin apenas espacio en su entorno como en el siguiente fotograma de Ladrón de bicicletas (1948) de Vittorio de Sica, se habla de encuadre cerrado. El espacio está cerrado en todas direcciones, hacia los lados del cuadro o hacia el frente o el fondo del cuadro. El acosado protagonista está de espaldas contra un muro y acorralado por hombres hostiles apiñados en torno a él a lo que contribuye también la distancia en plano medio de la cámara estática.