MONTAJE
EN PARALELO
MONTAJE
EN PARALELO
Asalto y robo al tren
Asalto y robo al tren (1903) de Edwin S. Porter, es uno de los primeros filmes de la historia del cine en utilizar el montaje en paralelo, típicamente cinematográfico. Tres años antes había sido utilizado en El ataque a la misión china (1900) de Williamson, en el que se muestra alternativamente el ataque a la misión y los soldados en camino enviados para salvar al misionero. En el film de Porter también se dan alternativamente dos acciones supuestamente simultaneas en diferentes lugares como es la huida de los bandidos y la niña desatando al telegrafista. Esta simultaneidad de acción en distintos lugares sucede un par de veces más el film. Este recurso narrativo es utilizado desde entonces de maneras y formas distintas y por motivos muy prolijos.
El joven Edison
En una larga secuencia de El joven Edison (1940) de Norman Taurog, se nos muestra alternativamente un tren que marcha ciegamente hacia un viaducto que acaba de hundirse y otro que se dirige desde el lado opuesto sin dejar de pitar en código telegráfico para advertirle del peligro.
Death´s marathon
En Death’s marathon (1913) de D. W. Griffith tenemos también el uso de este mismo recurso de montaje en paralelo.
A quemarropa
En A quemarropa (1967) de John Boorman, hay un montaje en paralelo de lo que el protagonista piensa que se va a encontrar cuando llegue a casa. Le vemos caminar por el largo pasillo de una estación y resuenan machacones y agresivos sus pasos que incrementan la tensión dramática del inminente y criminal ajuste de cuentas, que podría tener lugar, contra su mujer.
Solo ante el peligro
En Solo ante el peligro (1952) de Fred Zinnemann, el sheriff de Hadleyville, Will Kane, ha sido informado que el bandido al que contribuyó a detener viene en tren hacia el pueblo donde le esperan otros tres. Los cuatro planean matarle. Por diversas razones, la gente del pueblo se desentiende. Unos minutos antes de las 12, hora de llegada del tren, tiene lugar este extracto de 129 segundos que consta de 32 planos repartidos entre las 16 escenas que se alternan en paralelo entre el despacho del sheriff, la estación, la iglesia, el salón, una calle, otra calle, la casa de Fuller, la de Martin, la de la señora Ramírez.
En poco más de dos minutos se nos presenta una cantidad enorme de información en paralelo sobre lo que la gente hace o deja de hacer en los nueve escenarios distintos. Se pasa rápido por corte de un sitio a otro. La hora de los relojes intercalados apremia el suspense. Los planos son breves y apenas hay acción o movimiento en ellos; algunos hasta parecen fotos fijas. Es como si todo fuese inactivo, incluidas las gentes del pueblo; nadie hace nada aparte de esperar. Varios planos muestran sólo un individuo. Cuando se muestran en grupo apenas hay interacción; no parece existir sentido de comunidad entre ellos. Incluso los escasos partidarios de Kane permanecen a salvo dentro de sus casas. La brevedad de los planos, el ritmo regular del montaje en paralelo y la inacción refuerzan la idea de que estas gentes están paralizadas por el inminente e imparable destino.
Toda esta situación configurada por el montaje en paralelo expresa la difícil situación en la que se encuentra Kane y nos ayuda a comprender y experimentar su soledad ante el inminente peligro.